Insulso
Sentí tu llave en la puerta. Sorprendida, porque nos habíamos despedido un rato antes, me acerque al portal, dijiste haber dejado algo. Tus ágiles movimientos, no me permitieron ver tu olvido. Un beso apurado, ahora más desabrido, dejó que la sospecha se posara en un silencio prestado, sin planear. Surgió la sospecha, tu apuro, tu risa. No quedaba espacio para acariciar un recuerdo, como solía hacer cada vez que te ibas. Venías de una vida gastada, buscando un recuerdo fresco de nuestra temprana edad, al que le dábamos vida animando cada una de las piezas que dejamos tiesas hasta la próxima ocasión. Insulso, si, te volviste insulso desde ese momento.
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